domingo

RECETAS CULINARIAS

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Tácticas de metamorfosis

(Nubelosa)

Cierro los ojos y soy nube. Una con forma de sirena y ganas de llover. El viento va y viene. Me mueve de un lado a otro y me cambia la forma. Eso me encanta. Ahora soy un pez bailarina. Y ahora soy una ballena con alas. Poco a poco me he dado cuenta del misterio que entraña el cielo. Es hermoso y da vértigo. La aves vuelan y las estrellas son comestibles. Un haz de aire sopla fuerte y me abre una ventana en la costilla. El sol entra calcinante por ahí y me hace cosquillas. Sonrío. La gente camina incesante allá abajo. Sin tiempo. Ni siquiera elevan la mirada para ver el sublime paraje en el que vivo. Sin embargo, te he visto sabes, he visto cómo me observas. A mi y a los míos. He visto cómo observas el imponente cielo. Me viste ayer y antes de ayer. Y de seguro me verás mañana y pasado. Eres una linda niña y he visto cómo quieres tomarme una foto. Pero sé que tienes tu cámara dañada. Ahora debo marcharme. El sol se está poniendo. Se acaba el atardecer. El cielo pronto será negro y púrpura. Debo viajar. Sueño con tus ojos clavados en mi cuerpo mientras que voy cerrando mi ventana y el viento me va convirtiendo en hermoso pastel de cumpleaños.

I

Ejercicios de mixtura ocasional

Saber que en el mundo ya no existe la novedad, no es ninguna novedad. Ya lo había advertido el bueno de Hume cuando mencionó aquello de los conceptos compuestos. Siendo efectivos, un unicornio es un caballo al que le pusieron los cuernos a medias. No hay nada mágico en que una yegua sea infiel.


Nuestra adicción a las mixturas ha provocado que una tragedia equina se nos enseñe como un paradigma mítico. Del mismo modo, el dragón es una lagartija pirómana (O con acidez estomacal), claustrofóbica y con ínfulas de grandeza; un pegaso es un caballo al que le dieron Red Bull. Y el ratón Mickey es una rata con pantalones Valentino y zapatos de tap.


La unión de constantes, genera elementos que tienen cabida en el folklore universal. Si descomponemos duende, tendríamos: enano, irlandés, avaricia, suerte, sátira, trébol, monedas de oro, etcétera... descripciones que también podrían remitirnos al odioso Jonathan Swift -quien no es un duende-. Incluso la naturaleza puede descomponerse: arcoiris es una mezcla de: cielo, colores, sol y lluvia. Todo cuanto tenemos es el resultado de una o más uniones. Y en esa línea de ideas, nada es tan puro como parece. En París encontrar un francés es mucho más complejo y requiere de más eficacia que encontrar a Wally en un transmilenio. (Obviando claro, el hecho de que Wally pueda ser un francés genuino).


La originalidad ha muerto y las exequias son privadas. Lo cierto es que el proceso creativo se ha convertido en un salón de química experimental. Y convengamos que en el ámbito audiovisual todo es un asunto de influencias. En lo personal, supuse que soy un pijama party al que fueron invitados: Bukowski, Korine y Nicola Di vari. Pero así mismo, podría ser un reality que reúne en una isla desierta al tino Asprilla, Diomedes Díaz, un kilo de coca y a Lady Noriega. Y es que si nos ponemos quisquillosos, los grandes genios han sido sombras o fantasmas de genios más primitivos. Edgar Alan Poe nos regaló un Boudelaire, que a su vez nos concedió un Lawrence y que a su vez engendró un Miller, que a su vez generó un Bukowski y así. En un ejemplo menos ortodoxo y más musical, veremos que Blur nos obsequió a Gorillaz. Pero ojo, esto no quiere decir que el genio magno haya sido el primer hombre existente. No. (Recordemos que el pendejo se dejó engatusar por una mujer). El punto es que, hoy por hoy, la humanidad, desprolija de lógica, ha optado por despreciar la creatividad y darle larga vida al vulgar cliché, que como un asunto rocambolesco, ha sido el enemigo público número uno, de todo tipo de originalidad.

El axioma del científico apuesta por el todo o nada. La mezcla es un asunto de astucia, teoría y práctica. Los años corrigen la moral y la lista de ingredientes es cuestión de intención. Tampoco se trata de hacer mescolanzas raras y sin fundamentos. De nada sirve unir a Heminghway y al pibe Valderrama si no sabemos de por medio que el primero escribió el viejo y el mar, y que en Santa Marta hay mar y que el pibe es samario. De manera que debemos convenir que la escogencia de los ingredientes, es de vital importancia para la ejecución del experimento. Lo que implicaría hacer un riguroso proceso de selección. Y dicha selección sería en últimas, el ápice de pureza que el proceso requiere. Pues el hecho de que yo mismo decida qué incluir y qué obviar, provoca una reacción directa en el producto final. Y en esa línea de ideas, hablaríamos de la intervención del creador (Yo) en la obra, pese a estipular que mis influencias, ya crearon lo creado. En ese sentido, una película escrita bajo los parámetros filosóficos de Kierkegaard, con Tom Jones como banda sonora, el elenco de los 7 samuráis más Jack Nicholson, y la estructura visual del bueno de Bergman, sería una pieza única pese a la mezcla de elementos conocidos y ya usados. Diría un viejo proverbio que la unión hace la fuerza. ¿O acaso no venderías tu alma por ver una porno de los tres chiflados dirigida por Almodóvar?

II

Sniff!

El pedo joven, cuando grande, quiere ser un viejo mierda. Los viejos mierda son bien porque apestan y lo saben. No se andan con cuentos. De hecho, aprovechan su hedor para levantar vivarachas quinceañeras. Las quinceañeras también son bien porque tienen encanto. Pero cuando se les da por ser mamarrachos caprichosos, entonces son mal y no hay nada más mierda que ellas. El buen pedo sabe que para ser un viejo mierda hay que cagarla mucho pero sin convertirse en diarrea. Las revistas y la tele indican que lo ideal sería que el amor no apestara.

III

Tic-Tac

Hubo una vez, en medio de mi pecho, un corazón. Pero tuve que empeñarlo para poder comprarme un Nintendo Wii. Mario Galaxy está genial aunque el señor Bross ignora lo que es vivir sin un corazón. Él vuela y come hongos sin sospechar que me olvidé de amar o que mis arterias tienen tapas de plástico. Mis más profundas fibras sentimentales están en lo más recóndito de una bodega. Cualquier coleccionista de cicatrices querrá comprar mi corazón y ya no habrá marcha atrás. Cuando las luces se apagan, toco la superficie de mi pecho donde una yaga de doce puntadas, me recuerda el tibio aroma de un afable sentimiento, que no logro recordar.

IV

Sensación 0

Soy el resorte izquierdo de la fila seis de un catre de motel. La gente va y viene. La gente hace lo suyo y luego se larga. La gente es sensible y tiene miedos. La gente eyacula y da besos rígidos. La gente gime y luego se viste. La gente prueba posiciones y tiene dolores de espalda. La gente muerde y rasguña. La gente habla y discute. La gente sueña que está con otra gente. La gente duerme y no duerme. La gente paga y se larga. Hubo una pareja que recién se marchó. Él quería dinamita mientras que ella le pedía al cielo que su primera vez no fuera como la de la demás gente.

V

Pfff!

(Bill Murray es una ardilla nauseabunda)

Sólo una o dos veces, he dormido sin cerrar los párpados. Y mis sueños fueron muy reales. Como si los estuviera viendo en la tele o a través de una ventana de vidrio. Soñé que el cielo raso de mi alcoba me tragaba. Y me masticaba con tan implacable ánimo que me enviaba a una terraza en las nubes, donde el viento movía la ropa y la ropa movía las cuerdas. Yo huía. No sé de qué ni de quien. Sólo sé que huía. Mis bolsillos estaban llenos de balas. Fusil-Galil 757. Pero yo no tenía ganas de disparar. Mi espíritu estaba débil. Lento. Lejano. Seguía huyendo. No tenía más opción que escapar corriendo por los cables de la luz. (En las nubes también hay sistema eléctrico) Y yo quería convertirme en luciérnaga. O en amigo del sol. Pero no pasó. Jamás pasó. Sólo llegué a otra terraza sin cuerdas ni ropa. Donde un bicho fofo me esperaba despiadado. Revisé mis bolsillos y las balas se habían ido. Habían huido de mí. (¿Pero quién no huiría de mí?) Busqué más adentro y encontré un pedazo de alma. Mi alma. Seguí esculcando y encontré dudas y temores. También arterias y un par de sucios pulmones. El bicho, que resultaba ser un ente humano similar al amor, no tenía de otra que atacarme. Y me golpeaba con tan soberbia fuerza que rompía las nubes con cada una de mis caídas. Y como en una película de Jarmusch, hubo un letargo y también Bill Murray. Lo ideal era que fuese Johansson desnuda pero a lo mejor ella estaba ocupada en otros sueños. De todos modos, Murray me obsequiaba un puñal y luego se convertía en una ardilla nauseabunda y se largaba volando. Yo no tenía más opción que apuñalar a aquel bicho. Hundirle el filo y rasgarle las tripas con la punta de metal. Mis ganas parecían demenciales. Dignas de un psicópata. Y Entonces, cuando el bicho moría, una implacable sensación de viseras inundaba la nube. Mi estómago estaba sangrando y tenía puñaladas en todo el cuerpo. Mi ser estaba herido. Había matado el amor y eso dolía. Giré la mirada y el bicho había desaparecido. El único bicho de la nube era yo. Y estaba muriendo. Un malestar absorbió mi cuerpo y me sumergí en un vértigo letal. Comencé a cerrar los párpados mientras amargamente descubría que nada había sido un sueño.

VI

Reset my Nintendo

Soy un corazón expuesto en una vitrina de compraventa y la gente pasa frente mío con aires de vacío. Me observan, me cotizan y se arrepienten de comprarme al último minuto. La vida acá es triste. Solitaria. Ayer conocí a un marcapasos que sueña con ser motor de licuadora. Juntos hemos decidido escapar de este lugar. Diseñamos un plan infalible y esperamos a por el momento preciso para emprender la huida. Pero poco antes de dar el salto y salir victoriosos, una mujer con ojos rojos, entra al lugar y decide comprarme. Paga inclemente y me pone en una bolsa. Me pregunto si en casa, tendrá lugar para un corazón con alma de Nintendo Wii.

Modesta proposición para que Dios sea justo

(Inserte escrito inicial)

Música de TAMIR MUSKAT...

A papá le cabrea pensar que soy un vago. Lo sé. Y de seguro él sabe que lo sé. Pero no decimos nada porque vemos las piernas de Sharápova en la tele. Así es mejor. O quizás no. Eso ninguno de los dos lo sabe. Preferimos seguir viendo a la hermosa tenista rusa. A mi lo que me cabrea, es pensar que el idiota de van Nistelrooy está cortejando esas lindas piernas. Me cabrea pensar que ella tiene mi edad y que me lleva más de quince centímetros de estatura. Pero sin duda lo que más me cabrea es que Nistelrooy sea pésimo y carente de estilo y que los ojos verde menta de Sharápova lo vean a él y no a mí. Eso sólo acrecienta mi odio por DIOS. Por sus injusticias. ¿Por qué culos unos tenemos un acné cosa seria y otros (cómo Nistelrooy) pueden medirle el aceite a Sharápova? Sencillamente no es justo. No es nada justo.

Eric David habla con un productor adinerado

_ ¿Cómo culos es que no comprendes? – dije. Tenía el ceño fruncido y las pelotas húmedas.
_ Pues es así de simple. No entiendo un carajo - respondió el gordo odioso, mientras charlábamos de cine en Café Pasaje. Obvio, el pidió una Club Colombia helada y yo un mísero café que traía azúcar en cubos.

_ Está bien. Te lo repetiré una vez más, pero, Bill, presta mucha atención, ¿quieres?...
_ Está bien Eric – dijo y sacó un cigarro. Un Marlboro rojo creo.
_ Se trata de un fulano…
_ Empezamos mal.
_ DEJA DE JODERME EL CULO BILL!
_ Esta bien, Eric, esta bien.

Se me estamparon un par de venas gruesas en la frente. De veras que este gordo me jode el culo. Me cabrea. Entiendo que sea un productor adinerado. Pero que deje de joderme. Creo tener una historia fantástica. Digna de un cannes, o una mierda de esas, y este cerdo fofo me quiere joder. Le encuentra cientos de líos a cada cosa y dice no tener dinero suficiente. Me irrita cuando me dice deja de hacerte el artista. Ó cuando dice cielos, ¿y cuanto me costará eso? Cómo es posible que alguien que sorbe cerveza de casta y que se limpia el hocico con el revés de mancornas, le haya producido películas a Korine y a Jarmusch. Eso me pone de malas. Me pregunto como diablos lidiaron con Porky.

_... se trata de un tipo acusado de abuso sexual a una chica fatal. La más fatal de todas. El lío es que la chica sabe parecer virginal ante el mundo…
_ Si, conozco esas chicas.
_… pero el verdadero lío es que el tipo es vigilado todo el tiempo por agentes de una organización letal. Una mezcla de Alcohólicos Anónimos y FBI.
_ ¿Cómo?... ¿Borrachines con armas?
_ No. Más bien algo como agentes en grupos de autoayuda... algo más humanoide...
_ ¿Y porqué le vigilan?
_ Simple. Una minúscula gota de semen de el sujeto y estará en serios líos. Se le podría probar de inmediato la estrujada a la chica fatal. Estaría en breve tras las rejas y minutos después muerto por la silla eléctrica o una horca.
_ Diablos, ¿acaso quien es la chica fatal?
_ Eso aun no lo decido, pero podría ser la hija de algún alcalde o líder político. Quizás la hija perdida de alguno de los Kennedy.
_ Tienes cojones Eric.
_ Sí que los tengo Bill.
_ Bueno, pero qué tiene de genial la historia?
_ ¿Bromeas?, ¿Te imaginas no poder hundirle los pelos a alguien porque te están vigilando?, recuerda, una gota, una sola gota de semen metería en aprietos al tipo.
_ Bueno, puede hacerse una paja en el baño, mientras se ducha digamos…
_ No, no puede. Estos agentes son muy listos. Podrían encontrar rastros de semen en el sifón o en la misma pared aun después de limpios. Tienen aparatos de última tecnología.
_ Eso si es estar mal, Eric.
_ Además… incluiremos una tropa de chicas fatales que se inmiscuirán en la vida del tipo de manera casual. Chicas de puta madre que no te imaginas, queriendo que les den por el culo, que las follen. Chicas que lo darían por un cigarro. De tetas abultadas y culos endemoniados. No sé. La tipa de la esquina, la vecina, una rubia que conoce en un bar de mala muerte. Todas quieren joderlo y el pobre no puede. Vamos Bill, ¿Tienes idea de la dimensión de este problema? Es una cosa muy seria.
_ Diablos, no lo había pensado, tienes razón Eric. Es un lío cosa bárbara – dice y se vuelve a sonar los mocos con la manga de su vestido europeo – y dime, ¿cual es el maldito final?
_ Bueno, he pensado mucho en el y decidí que sería apropiado que una chica de esas fatales le tendiera una trampa mortal donde una arrechera envié al sujeto al otro mundo.
_ ¿Y porque el tipo habría de confiar en alguna chica? Es de locos hacerlo.
_ La chica sería una astuta agente de la organización. Oculta. Infiltrada. Una chica con ínfulas de puta bellísima. Se haría pasar por algo cómo la única amiga o alguna mierda sentimentaloide. Algo que le dé confianza al sujeto para amarla. Sin embargo, cuando parece que todo esta arreglado la chica le hace un strip tease al tipo y mierda. Lo jode.
_ Diablos. Pero la chica y el tipo tienen su polvo?
_ Es probable – dije – ¿tú lo harías Bill?
_ No. Es de locos - dice - pero… ¿hablas de una chica fatal no?
_ Así es.
_ ¿Más o menos como quien?
_ ¿Te dice algo el nombre de: María Sharápova?
_ Mierda Eric. No seas cabrón. Una belleza!!!
_ ¿Qué opinas?
_ Venga Eric. Sólo tengo unos apuntes.
_ Adelante – dije y agarré un Marlboro rojo de su caja.
_ Debo decirte que tengo una jodida condición – ahí iba de nuevo su fofa cháchara sobre lo que quiere ver el público. Me pide sangre, bala y droga. Sexo moderado y de seguro querrá que haga tomas en una grúa de mierda. Me cabrea. Es enfermizo. Ese tipo de sandeces hacen que el cine se muera ahogado con su propio vómito. Es una muerte lenta y prematura. Si le pusieran condiciones a von Trier el tipo estaría frito. Más jodido que una yuca en una ancheta navideña. Y viene este gordo feo a dictarme condiciones. ¿Qué viene después?, ¿Prohibición de Kirzanoff y Cebollas Paranoicas en el mundo? Carajo.
_ es algo simple Eric, debes incluir en el reparto a KEVIN STUART. Ya sabes, todo el mundo lo adora, es la sensación. Está en su momento.
_ ¿Quien?
_ KEVIN STUART.
_ ¿Quien demonios es ese? – digo y apago el cigarro.
_ Diablos, Eric debes ver más tele barata. Es un chico dotado de un talento fascinante. Es el jodido sucesor de Charly en la novela del medio día. El chico es genial. Es el apropiado para que sea tu protagónico.
_ Carajo, estaba pensando en Vinz para ese papel.
_ Vinz?
_ Si. Vinz.
_ Qué Vinz?
_ Vincent Cassel.
_ Carajo ¿estás loco? Este chico Stuart es una cosa de locos. Debes verlo. Quizás es mejor que ese Cassel.
_ NO ME JODAS MAS GORDO MAMON! COMO CULOS COMPARAS A KEVIN STUART CON VINZ!!!
_Bueno no te jodas solo Eric. Recuerda quien es el del dinero.

Mis sienes palpitaban envenenadas. Estaba molesto. Muy molesto. Estaba tan furioso que firmé el contrato enseguida. Lo firmé pero con rabia. Pensé en hacerle perder su pinche inversión. Pensé en hacer la peli más fiasco del mundo. Arruinaría mi carrera cómo cineasta pero valía la pena. Dago García sería genial junto a mí. Un amago de Woody Allen.
Estrechamos las manos con fuerza. Su mirada era ambiciosa. La mía estaba llena de odio. Salimos. Se montó en su auto lujoso. Un pingüino le abrió la puerta y le dijo señor. Yo tenía que caminar cuadras para llegar a la 19 y largarme en bus. El idiota espero un rato y bajó la ventana. Fumaba con perfecto aire de malo.
_ Oh, lo olvidaba, una cosa más… - si menciona algo de modificar la historia se acaba. Me cago en el cine. Continúo con mi vida de fontanero. El maldito sonríe con malicia y resurge.
–… cuenta con Sharápova. Es una amiga de la casa. A fin de cuentas, eres un artista…y a propósito, cuanto crees que me costará esto?

LOOKING FOR THE OTHER SIDE

“... A nadie le gusta que le jodan la vida”

Estoy viendo porno en la computadora y de repente aparece el rostro de Jesús en la pata de la mesa. Se trata de una raída y sucia mesa de madera en donde tengo libros de Kirzanoff, latas de cerveza y papel higiénico de hoja sencilla para los mocos. También hay un gato vagabundo que se llama Depardieu y una lamparita de lava.

Supuse que lo más adecuado era no armar un escándalo milagroso. Se trataba de Jesús no del tino Asprilla. En todo caso, sus ojos marrones me miraban con potencia y oquedad. Me hacían sentir un bicho fofo y feo en mi propia casa. Sin embargo, no podía quitar mi vista del rostro. Era todo un suceso. Digno de algún premio. Imaginé amas de casa mayores pagando cantidades absurdas de dinero por dejarles ver a Jesús. Imaginé tapar mis goteras y pagar mis deudas. Pero el jodido rostro no me permitía actuar. Llevaba tres días observándolo y cada vez parecía ser más Jesús que una simple mesa. Cuando perdía el aspecto me concentraba un poco y lo recuperaba. Incluso Depardieu estuvo de acuerdo. Y ya sabemos que las cosas entre gatos y humanos son una cosa muy seria.

No sé porque lo hice pero al cuarto día encendí una vela con la imagen de la virgen María frente al rostro. Recé en silencio y con cuidada pasión. Pedí miles de cosas. Una mujer con férreas tetas, un Ferrari testarrossa y una verga más adecuada. Más propia de mis carnales deseos. A la mañana siguiente desperté y no había ni chica con grandes tetas ni auto lujoso. Sin embargo, al despojarme de las cobijas, noté con creciente alegría que tenía 16 centímetros más de visaje. Tenía una ostentosa pija de gigantes proporciones. Era un fulano dotado de un majestuoso mango de casi 30 centímetros. Pensé de inmediato que tenerlo grande me ayudaría a conseguir a la rubia tetona y de seguro ella compraría el Ferrari en cuanto me viera sin pantalones. Fui hasta la mesa para agradecer el favor al rostro de Jesús. Compré una vela más costosa y con dos vírgenes marías estampadas. Pero Jesús se había marchado dejando una sucia mancha en la pata. Se largó sin decir nada. Depardieu estaba afligido. Quizás Jesús no cumplió sus caprichos. Total, nada. Encendí la computadora y probé mi nueva ametralladora. El resultado fue mucho satisfactorio. El gato cambió de afligido a disecado por impresión.

Conocí a Margareth Lucia en la fila del cinema. De primera vista me fijé en su pelo rojo, en sus botas rojas para el agua y en sus endemoniados ojos azules. Sin embargo al detallarla con calma, noté unas tetas pequeñas y bastantes pecas en la cara. Hacíamos fila para ver un western austriaco. Aproveché y pregunté a Margareth información del director. Una voz suave y segura me dijo que se trataba de un tal Eric David. Me acobijo un silencio que duró seis minutos y medio. Resurgí con un viejo chiste de negros que Margareth respondió sabiamente con: “me lo sabia pero con pastusos”.

Entramos a ver la película y me encantó. La maestría con la que Eric David pone en escena sangre, sexo, Cowboys en smoking y valses cómo banda sonora es increíble. Irreprochable. Pero a Margareth no pareció gustarle. De hecho insultó el trabajo suspicaz del grosero Eric David.

Salimos del cinema y bebimos unas copas en un bar cercano. Hablamos de música, de lo caros que están los champúes para alfombras y de cine. Margareth se empeñaba en ser mi chica perfecta. Su habilidad para destruir mis conceptos eran dignos de un riña política. Sus ojos parecían tímidos pero la mirada era agresiva. Salvaje. Vertiginosa. Su boca se me hizo muy sensual. Sobre todo cuando pronunciaba las palabras estúpido o estupidez. Cuando se quitó su chaqueta dejó al aire unas diminutas tetas desprolijas de sostén. Se me puso duro y la invité a casa. Aceptó y se puso la chaqueta de nuevo.

En el camino, nos detuvimos por una botella de vino y un paquete de Lucky Strike. Llegamos a casa y enseguida pidió el baño. Yo, puse una vela estampada con dos vírgenes María en la sala y saqué dos copas. Puse el ambiente a tono. Una mezcla de kitsh y trash. También puse a Cebollas Paranoicas en el estéreo.

Charlamos por acaloradas seis horas. Descubrí que no podría comprarme un Ferrari pero quizás sí un Citröen C4. Total, nada. Hacía las tres de la madrugada, amenazó con irse. Le leí unas frases románticas de Kirzanoff y le ofrecí una pijama encantadora. Después la besé.

Su lengua era inquieta y hábil. Húmeda y suave. Muy suave. Me adentré en sus profundidades. Retozamos en el sofá. Quité su camisa y agarré con salvaje ánimo esas tetas pequeñas. Eran realmente pequeñas y a luz de vela noté pecas también. Sin embargo tenían una dimensión especial. Eran dulces. Y con el tamaño y color perfecto en los pezones. Margareth estaba a cien. Yo a doscientos o trescientos. No recuerdo bien. Bajé mis manos a su sexo. Me detuvo un rato y después cedió. Cómo al sexto intento. Abrí sus pantalones. Sus calzones eran dignos de una pasarela en Milán. Húmedos. Serios. Explosivos. Escribí mi nombre en su entrepierna. Le dije dos frases más de Kirzanoff en el oído, susurradas. Temí gemidos. Total, nada. Saqué mi gran mango. 30 centímetros a mis anchas. Tieso. Púrpura. Arranqué los pantalones de Margareth con fuerza. Estaba listo para hundirle el alma y ella agarró mi miembro.
_ Grande, eh? – dije.
_ No vas a meterme esa condenada mierda!- Respondió ella.
_ PORQUÉ NO?
_ Es una cosa gigante. Me arruinarías la vagina!
_ PERO DE QUE CULO HABLAS, NO ES ACASO UNA POLLA GENIAL?
_ Claro que no. Es estúpida – dijo.

Amenazó con irse de nuevo. Esta vez no habría nada que la detuviera. Temí lo peor. Estuvimos quietos y mudos por seis minutos y medio. La miré fijo a esos fieros ojos azules. Pensé que su amor era negro. Pero resurgió diciendo: se tierno quieres… tuve la misma emoción que cuando aceptan la visa para viajar. Me repuse en breve y ataque incesante. Sus ojos permanecieron azules.

Después de una sacudida llena de indicaciones técnicas y minúsculos gemidos, terminé, casi agonizante dentro de su vientre. Era una chica ruda. De agudos sentimientos. Se puso la pijama y fuimos a dormir.

A la mañana siguiente desperté con una panorámica de pelo rojo bellísima. Me estaba enamorando de esta chica. Y todos sabemos que entre hombres y mujeres la cosa es muy seria. Preparé el desayuno y fuimos felices. Éramos dos viendo tele matutina. En la cama. Con el sol entrando por la apertura de las persianas. Hacía el medio día decidió arreglarse y se marchó. Hubo un beso final en la boca y dos polvos más. Después, me dijo adiós.

A las dos semanas. Estaba en casa. En la computadora. Un tipo con corbata y acné cosa feísima toco a la puerta. Temí lo peor. El tipo mencionó que Margareth me había denunciado por herirle la vagina con mi enorme pene. Lo pensé un poco. Y pensé que era una broma. El tipo me dejó un papel que tenía una fecha. Debía asistir –con corbata- al dichoso juzgado. También me recomendó una abogada de piernas fatales que no era una maldita broma.

Llamé de inmediato a la abogada. Una voz cortante y musical me habló del otro lado. Le conté de lo mío y nos pusimos cita en un lugar. Llegué a tiempo y bebí un café. Llevaba corbata de rayas y también fumé un Lucky. Al rato llegaron esas largas piernas. Sus tetas dejaban mucho que desear pero tenía un culo fantástico. También tenía una sonrisa agradable. Hablamos de lo mío y parecía divertida. Después de un largo sorbo de café me dijo que debía verme el miembro antes de interceder. Le eché un ojo a esas piernas ambarinas y le dije que estaba de acuerdo.

Creí que iba a sorprenderla con mi gran pene. Entramos al baño. Se sentó en el inodoro y encendió un cigarro. Cruzó las piernas y se me puso duro cómo un crayón. Alcancé a verle el sexo. Me bajé los pantalones y observó con normalidad mi cosa. Incluso mencionó que no era gran cosa. Que Margareth estaba exagerando. Me dolió su decepción. Si mis 30 centímetros no la intimidaban entonces era una chica muy ruda. Le sugerí que debíamos probar mejor mi herramienta. Qué quizás un polvo funcionaría. Sonrío un poco y dijo no. Insistí. Total, nada.

Llegó la fecha. Margareth parecía muy elegante. Fingió no mirarme durante toda la sesión. Mientras tanto la abogada permanecía fría y con piernas tremendas. El juez hablaba de una cantidad de mierdas nimias y vacías. El abogado de Margareth delataba su envidia por mi tremendo pene. Le parecía sobrehumano 30 centímetros. Sin embargo, la abogada me sacó en fianza, alegando cuestión de gustos. Que por ejemplo a ella le parecía una verga convencional. Su mirada pretenciosa y su descomunal desinterés en mi, provocaba ansías y deseos. Deseaba hundirla y lastimarla. Para festejar, fuimos a mi casa. Saqué copas, vino y la vela. Cebollas Paranoicas continuaba en el ambiente. Después de leerle versos y de ofrecerle pijama nos besamos. Agarré sus tetas erradas. Su genial trasero. Lamí su cerebro. Le agarré el sexo por horas. Finalmente lo hundí. No gimió nada. No emitió sonido. Fue tétrico y visceral. Extasiante para mí. Ella, se fue de inmediato. Llamó un taxi y me fui a dormir.

A las dos semanas, volvió el tipo de corbata. Me dije carajo. Me dio de nuevo un papel. Aseguró que mi abogada me había demandado por insatisfacerla sexualmente. Me dije mierda y me puse una puta corbata.

Llevo algunos días en prisión. Debo cumplir otros más. En las duchas soy un centro de atracción. Los demás presos observan en demasía y con especial admiración mi gigante miembro. Incluso he recibido ofertas para ser masturbado. Total, nada. Prefiero putear al cielo por mi suerte. Jesús no se ha aparecido por ningún lado. Le he llamado al celular un par de veces pero nada. Correo de voz. Si logro hablar con él, le diré que le cambio 30 centímetros por un Ferrari o una tetona. En cualquier caso eso sería un milagro. Y ya sabemos que los milagros no existen.

Cinemática

La lógica del séptimo arte...

Bergman = Whisky en las rocas. (Something Special)
Fellini = Vino dulce. (Moscatel de uvas)
Jarmusch = Ginebra.
von Trier = "guaro" con resaca.
Kusturica = Romper la botella en la cabeza...
Hitchcock = Champaña fina. (El rostro de Hitchcock, impreso en el reverso)
Tarkovski = Vodka (Ruski)
Korine = Licor adulterado.
Jeunet = Ron con coca-cola.
De la Iglesia = Trago barato. Baratísimo. (Chin-Chin, Chorrito, Eduardo III)
Almodóvar = "Qué he hecho yo para beber esto!?"
Godard = Chateau del 68'
Truffaut = Vodka-limón con pitillo y sombrillita.
Rohmer = "Bebeta de otoño, invierno, primavera y verano"
Gondry = Piña colada.
Wenders = Cognac sobre Berlín.
Allen = Jews ó Juice of Pinneaple.
Kubrick = Cerveza "Club Colombia" -
"Perfecta"
Kaurismäki = Tónica Seca. Muy seca. Y fría. Muy Fría.
Reygadas = Tequila (Léase en Plaudietsch).
Kar-Wai = (Grants con Marlboro)
Gilliam = Barril de Budweiser.
Kassovitz = Sangría.
Waters = Milstead´s cocktail. (Divine Sensation)
Stöhl = Sabajón.
Wood = Pisco Sour.
Spielberg = "La cuenta por favor"
Lucas = "Déja, pago yo"
Scorcece = "Si, ¡déjalo que pague!"
Coppola = "¡No, déjenme a mí, yo quiero invitar!"
Anderson = Seymour on the rocks.
Winterbottom = (9 tragos)
Tarantino/Rodríguez = "Montemos un bar"
Ozu = Saque
Akerlund = (Conductor elegido)
Antonioni = Drink-Up
Visconti = Mo... j i to
Lynch = Shhh...mpagne...
Polanski = Cabeza de jabalí. (Bueno está bien, el jabalí completo)
Angelopoulos = La ebriedad y un día.
Padrón = Cuba Libre
Buñuel = Aperitivo -metafóricamente hablando-
Kurosawa = "Ran" digo Ron
Herzog = Bloody Mary
Kieslowski = Trilogia de bebidas. Decálogo de resacas.
Haneke = ¿Heineken?
Kounen = "¿Ya terminó el happy hour?"
Clark = Vaso de agua.
Gatlif = Yagé.
Eastwood = Brandy -el sucio-
Moodysson = "Lo siento, olvidé mi cédula..."
Burman = Fernet blanco (del Once)
Aristaraín = Martini (Hache)
Soderbergh = "¿Cuántos somos? Deme un petaco" (Ocean´s twenty)
Cohen(s) = Buscemi´s Drink
Cronenberg = (Inserte onomatopeya del vómito)

El cine es embriagante... muy embriagante...

Capitulo 95

Despierto. Tengo un terrible sabor a ruina en el alma. Escupo. Pero el sabor sigue allí. Es un inquilino maldito. Deudor. Jamás pagará sus meses atrasados. Me pongo una bufanda y salgo a la calle. Entro a una licorera. Compro una botella de vodka y mi rostro está impreso en el reverso. Estoy desaparecido. O al menos eso dice la botella. Alguien debe buscarme. ¿Lo harías tú?... Lo sabía. Total, nada. Hay un teléfono impreso también. Pero no me atrevo a llamar. Soy cobarde. Siempre me lo repitieron mi padre, la escuela, el gobierno y dos mujeres en el autobus. No dejaré mis hábitos ahora. Vuelvo a casa. Saco un vaso y hielo. Sirvo vodka. Enciendo la tele y la apago de nuevo. Salgo. Pero con la botella bajo el brazo. Camino por la arena. El agua del mar moja mis zapatos. Y se mete a mis calcetines. Y moja mis pies. Echo un sorbo y luego otro. Me meto al mar. Pero con la botella bajo el brazo. Comienzo a caminar hacia el sol. Me hundo. Hasta tocar fondo. Echo un sorbo y luego otro. Cada vez el panorama es más oscuro. Oscuro y áspero. Se me agota el aire. Echo un sorbo y no aguanto más. Mi rostro sigue impreso en la botella. Estoy desaparecido. Me observo detenidamente y me doy cuenta de que soy un tipo bien parecido. Jodido pero bien parecido. Se me van las últimas reservas de aire. Siento mareo. Cierro los ojos. Pero con la botella bajo el brazo. Una ráfaga de sensaciones calcinan mi cuerpo. Besos que jamás di. Palabras que no dije y amores que olvidé. Todo por cobarde. Un tipo con musculatura regia me saca del agua. Es salvavidas y no se que culos quiere conmigo. Lo encaro pero tengo la panza llena de vodka y agua. Me lleva a rastras hasta la arena de nuevo. Hay gente que jamás había visto y que está preocupada. Me sacan el agua a punta de besos hediondos. Escupo. Pero solo agua. El sabor a ruina sigue allí. Me levanto. El salvavidas me advierte cosas. Como no mezclar licor y paseos en la playa. Pero no pienso dejar mis hábitos. Vuelvo a casa empapado. Borracho. Pero con la botella bajo el brazo. Saco un vaso y hielo. Sirvo un vodka. Enciendo la tele y la apago enseguida. Echo un vistazo de nuevo a mi fotografía en la botella. Sigo desaparecido. Decido marcar el número y una voz flameante me contesta.
_ Ey nena soy yo. El desaparecido.
_ ya era hora Nick, quieres venir por favor. Tu familia te espera.
_ ¿Eh? ¿Nick?
_ si, tu Nick.
_ no soy Nick.
_ ¿Que? ¿Quien culos eres entonces?
_ soy yo, Eric.
_ ¿Eric?
_ si, Eric.
_ deja de joderme el culo cabrón. Esto es serio no me gastes bromas.
La chica cuelga. Me levanto. Pero con la botella bajo el brazo. Voy al baño y me miro en el espejo. Agarro la botella y comparo rostros. Vuelvo a la cama sin la botella bajo el brazo.

Tácticas de indentidad (La banana probeta es tan banana como una de árbol)


I
HARVEY era un tipo simpático y bonachón. Al poco tiempo de la muerte de su esposa se puso de malas y descuidó mucho su presentación. A sus pantalones le faltaban dobladillos y estaban más arrugados que la verga del papa. Sus camisas carentes de botones, tenían chiroso el cuello y sucias las mangas. Ya no usaba medias ni zapatos. Olvidó que mierdas era un cortaúñas y tenía el mismo trapo por calzoncillo desde hace un par de meses. Ahora que le recuerdo bien, ese HARVEY era un buen tipo.

II
Me masturbo el alma para que eyaculen expresiones, en esa línea, el cine, es la rubia tetona que me pone a mil.

III
El amor es un cuchillo afilado, y no sabrás cuando te lo hunden o cuando hundirlo.

IV
La vida apesta. Por eso los comerciales de desodorante abundan las pantallas.

V
Estoy tumbado en el sofá y ella pasa de un lado al otro. Exhibe unas torneadas y mesuradas piernas color canela. Tengo una estúpida bata verde menta y me he quitado los calzoncillos adrede para hacer más fácil la erección. Hace tan solo unos meses llegó a casa con la excusa de estar sola en el mundo y de haber sido victima de tipos malos y horrendos. Hacía falta una mano en casa y accedimos, mi esposa y yo, a contratarla como doméstica.

Parecía saber mucho de todo. Yo nunca supe coger un dobladillo o enhebrar una aguja. Ella, sin embargo, tenía todo bajo control; mientras planchaba mis camisas freía los huevos, arreglaba la falda de mi esposa y lavaba los trastes, sin obviar claro que estaba pendiente del momento de apagar la estufa para que no se derramara la leche del café.

Hoy me tomé el día libre. Hace rato quiero verle la cara a Peláez para decirle lo bien que se siente estar en casa viéndole el culo a una sirvienta. Peláez es el jefe y tiene todo controlado, o al menos eso cree él. (Si supiera que nunca cumplo con su regla de soltar el agua de los retretes en la oficina, le daría un infarto) Esta vez le advertí de mi posible ocaso. Estoy enfermo y muero con cada hora que pasa. El pendejo me dijo con ojos negreros: _ Tómese el día libre, y vuelva pasado mañana. – que miserable! Solo un día! Pero me estoy muriendo en serio! Eso nunca se lo digo de frente porqué a quien daría un infarto sería a mí. Esas palabras solo pasan por mi cabeza cuando ya he llegado a casa y no hay modo de decirlas, Peláez hace rato desapareció de mi retina y no le dije que es un tipo irritante, estricto, gordo y feo, con una fortuna envidiable y una esposa regular. En tanto olvidas las frases de desprecio, éstas acechan la estima para recriminarte a futuro. Soy más impotente que calvo y tengo una pija mediana. He tenido el problema o privilegio de guardarme cada sentimiento que pasa por mi estrecho ser y lo benévolo es que no tengo líos de digestión. A veces me atraganto y escupo lo que no debo decir.

Mi esposa es rubia y simple, no tiene un atractivo que salte a la vista excepto sus ojos verde oliva. En algún momento tomé el coraje de hablarle de cualquier cosa y es el momento en que me recrimina que nos hayamos casado. Trabaja todo el día y es estéril. Tenemos un lindo perro que caga en el jardín. Su padre nos regaló esta casa y el día de la boda lo hicimos seis veces.

_ Quiere que le sirva ya el almuerzo?... o más tarde? – que voz más extraña, es una mezcla de dulzura y sonsonete tolimense. Su prieto culo irrumpió mis oídos. Su olor es una mixtura de cebolla y fresa.
_ Todavía está temprano, espero un poco más…. Por ahí en media hora!
_ Bueno, si señor.

Me tiene respeto y eso es bueno, quizá en algún momento pueda usar ese respeto a mi antojo. Hasta ahora caigo en cuenta de la hora y es tarde. Dormí bastante y se me corrió el horario. Hay un espejo en la sala y lo uso como bastón de ciego. Por él puedo ver a Emilse mientras barre la entrada de la cocina. La casa es más bien pequeña pero esta ajustada al modo de vida de dos personas adultas y una atractiva sirvienta de implacables 16 años.

No tomo en cuenta lo perfecto de su qué hacer. No me importa si aun hay polvo y mugre en el suelo. Yo solo quiero ver sus piernas y culo. A veces me inclino y elevo un poco del sofá para picar mi ángulo de visión por el espejo. Su chocho es oscuro y velludo, o al menos eso atisbo a entender por los pliegues de su ropa interior. Cuando voltea su mirada, me recorre un rayo en las tripas y me detengo. La erección baja al instante.

Simulo cambiando el canal del televisor pero sé que la chica no es estúpida. Tan pronto me vio por el espejo, cambió de ropa. Se quitó la falda que tenía y ahora veo un mugroso pantalón de sudadera. La tipa es avispada o idiota, aun no consigo descifrarlo. Definitivamente perdí la erección.

_ Sabe que? Ya puede traerme el almuerzo.

VI
Que niña más bella! fue lo primero que escuche cuando mi razón entró en funcionamiento. Lo dijo el señor de la tienda cuando fui con mamá a comprar cilantro. Tenía más o menos cuatro años, y desde entonces he escuchado todo el tiempo lo mismo.

Hoy decidí no entrar a clases y me fui con Juan Edgar al parque. Este tipo me gusta desde que era peladita. Me gustaba como se veía con su uniforme militar. Hoy me ha enviado la mano a la entrepierna, la ha tocado un buen rato y no fui capaz de detenerlo. Dejó su fusil negro recostado en el árbol, desabrochó su pantalón, se sacó la verga y esa fue mi primera vez.

No volví a ver a Juan Edgar. A penuria recuerdo su cara, recuerdo de él lo rápido de su partida y lo fugaz de su sacudida, casi ni la sentí. A los dos meses, conocí a Pierre un tipo que venía de Francia y que me embaucó con promesas estúpidas y rimbombantes. Prometió que yo sería modelo y que viviríamos en una campiña al sur de Montpellier. En el momento de su orgasmo llegó la desilusión. Mi desilución. Supe entonces que nunca caminaría sobre una pasarela y que nunca conocería el país del inspector Cluseau.

Para bien o para mal hay momentos que definen tu destino. El mío lo marcó Juan Edgar a mis doce años. Mamá trabaja en el centro del pueblo con mi tío Ariel, juntos tiene un puesto de chicha, masato, tintos y cigarros. Mamá prepara las bebidas y mi tío las vende y fuma todo el tiempo. En momentos pienso que están hechos para eso, que Dios lo quiso así. Tengo un hermano pequeño que se llama Milton. Es una bendición de Dios según mi mamá, la alta edad de ella presumía lo peor para su nuevo hijo. Algunos le dieron el pésame antes de entrar al parto.

Algunos idiotas molestan a Milton porque tiene un problema con una de sus orejas. Está recortada en forma de punta y le dicen duende, gnomo, elfo y no sé qué más mierdas. Yo le aliento para que se sienta mejor y le digo que es un marciano y que ellos son de una raza superior. El ríe y se mira en el espejo. Una vez lo vi mirando al cielo, como esperando el momento en que llegarán por él sus verdaderos padres. Se agarraba la oreja en señal de llamado. Esperó un par de horas y luego se quedó dormido. Esa noche lloré mucho.

Soy mala para el estudio, eso lo supe el día en que me aventure a responder algo en clase y me dijeron bruta. Aprendí a leer pero no puedo hacerlo en grandes cantidades y para escribir soy lenta y amotriz. Algún día voy a pedirle a mi hermano que me lleve consigo a otro planeta.

VII
Lágrimas con forma de zancudo

Jamás vi llorar a una mosca por el desamor de un zancudo. Ni zumbar alicaída cerca de la mierda. Tampoco he visto una jirafa macho comprar corbatas ni a un hipopótamo pagar recibos de agua. Y si resulta cierta la remota idea de que el hombre viene del simio, entonces tendríamos que empezar a debatir y replantear nuestra conducta moral. Después de todo, el simio también es un animal y ya no habríamos de pagar por el agua, ni comprar costosos aditamentos vanidosos y lo mejor: jamás lloraríamos un desamor. De ser así, ser mosca estaría bien. Retozaríamos felices entre la mierda y… Ey! Un momento, eso ya lo hacemos sin ser animales.