lunes

Vista vertical de un mundo horizontal


El color de los recuerdos grises.

Hoy salí a andar y sabes...
ya no soy el mismo,
no sé dónde me perdí,
no puedo dar marcha atrás,
no puedo recoger mis migajas
abandoné aquello que deseaba;
el payaso de jotamario dice incoherencias en la tele y no sabe cuánto lo odio,
él lo ignora y mi odio se vuelve ineficaz.

Esperé a que algún día el mundo fuese un lugar mejor
pero jamás pasó,
sólo cambié el canal y cerré los ojos;
tan plástico como la sonrisa de una modelo callé,
te amaba tanto que cualquier movimiento era riesgoso para mí,
era mi límite y no lo sabías,
estuve demasiado loco como para que tú lo entendieras,
comí miedo y los delfines me importaron poco.

Aprendí que estoy hecho para tocarte sin tenerte,
sin alcanzarte,
eres el objeto fugaz de la belleza universal,
una diosa demasiado tersa,
como cristal de hielo,
demasiado para alguien que prefiere no bañarse los domingos;
si tan solo no estuvieras lejos...

Cuando se nos arruga el corazón pensamos que no debemos aferrarnos a nada que no podamos abandonar en cinco segundos,
pero ya es tarde,
todo viene, deja su rastro y luego se va,
es el equilibrio natural de la existencia,
es la única certeza;
¿qué podía esperarse de alguien a quien le da miedo la oscuridad?

El silencio tiene capas y sólo las escuchamos cuando estamos vacíos;
invento sueños que podrían ser reales pero mi voluntad no llega hasta allá,
mi voluntad no llega tan lejos,
mi voluntad está aquí conmigo,
estancada en mis tontas indagaciones;
tengo la sensación de que se instala una nueva capa,
salgo y me embriago,
y resuelvo que el único jodido soy yo,
eres inocente,
eres tanto buena para mí,
con los defectos perfectos,
tarde o temprano descubrirás que soy un borracho vagabundo,
perezoso,
pésimo en la escritura y en el amor,
aveces pienso: el amor es una mierda o tal vez es que yo sea una mierda amando...

La distancia te hace bella,
más bella,
es un riesgo que hay que soportar,
será mejor quedarme quieto,
los sueños tienen filo,
y entonces vuelve el miedo,
mi miedo...

¿De qué estamos hechos los humanos que no podemos con la realidad?
una espera súbita nos separó para siempre,
un olor a distancia terminó nuestro pacto mientras el cielo decía: "hoy tengo ganas de llover".

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(Acerca del tiempo)

El sentimiento es una variable. Una curva infinita carente de límites. Es una magnitud vectorial que indica el ritmo cardiaco o suspiro entrecortado por unidad de tiempo. El tiempo, en contraparte, inexorable en su oficio, cruza cual tangente la función y en su reverso inocula letargo y espasmo sensorial.

El tiempo devora vidas más rápido y eficaz que cien termitas un cerillo. Ayer nena, solías decir que jamás me olvidarías, pero hoy, soy el vago recuerdo de un semestre de amoríos. Una mancha en la conciencia, un piquete de mosquito que en horas vespertinas habrá desaparecido. Y mañana, fácil como cierto, visitaré el ocaso de tu tarde como una libélula cualquiera que se postra en el jardín como un mito incomprobable.

El tiempo vuela, corre y hace nado sincronizado. Hace conjeturas trigonométricas y sabe de cirugías. Cose, ovilla, hila, hilvana, exacto cual mecanismo de reloj suizo. Madura mentes, frutas y verduras. No tiene miedo ni sufre del hígado. Rompe esquemas y huesos, saca la basura, pasea al perro y riega plantas. Exorciza y tumba dientes; saca canas, varices, barrigas y arrugas. Asegura muertes y florece campos. Beatifica y condena. Convierte el día en noche y la noche en días más largos y oscuros.

El tiempo juega a dos bandas, hace fintas y mete goles. Gana por W. Es el adversario imposible, el enemigo discrepante, el coloso invisible y errante. Calienta y enfría; colma de polvo, mugre y telarañas. Galantea con la memoria, la puta babilónica de ojos tiernos y corazón agreste. Y salen de fiesta y beben y se emborrachan. Y fuman y se drogan, y hacen el amor hasta el amanecer, o hasta que duele demasiado, o hasta que arde el pecho y punza la barriga. Y agrieta el pasado, lo enaltece o lo corrompe. Lo endulza y lo revive, lo hace presente. Y llora y hace llorar y saca lágrimas de baldíos terrenos y luego inunda el ánimo con sensiblerías baratas. Sensiblerías que también se come con el paso de su ser. Porque también es robusto y tiene hambre. Y traga, traga corajes, palabras, amores y desdichas. Sufre gula y eructa espasmos. Caga silencios.

El tiempo destruye bellezas y ciudades. Carcome almas indómitas y lee filosofía universal. El tiempo no sabe de reglas, carece de números; él sólo es él y progresa en su ánimo infinito. Cura heridas y destruye egos. Enriquece y empobrece espíritus, cumple y rompe promesas. Salda deudas y cobra favores. Y cobra a cuotas, con intereses de porcentaje escandaloso, porque es así como más duele el pellejo.

TIC-TAC, TIC-TAC. El tiempo sabe de premios y castigos. El tiempo fulmina mentes y cuerpos. Inocula cansancio y estrías. Pensamientos insulsos, vigilia crepuscular y en el mejor de los casos nos da una bofetada, nos saca sangre. Rompe el sistema: mí sistema. Creí que me querrías para siempre nena, para siempre. Pero el tiempo es sabio y sabe de comedia, y con él, nada es para siempre. Debí entenderlo a la primera, antes de darle tiempo al tiempo. Hasta el culo tiene fecha de vencimiento y nuestro amor nena, por triste que parezca, tiene fecha de hoy día. De hoy día. Perdón señora ¿me presta su calendario?


Fábulas de Alcantarilla (Vol.1)



La ballena y el zancudo.

Era la historia de un diminuto zancudo de ciudad que se cansó de chupar sangre rancia y se tomó unas vacaciones en el pacífico océano para reflexionar sobre su condición de solitario. Había estado tras alguna mosca bonita que le mandó a volar cuando conoció un zancudo más guapo y más robusto. El nuestro, era un zancudo langaruto, pálido y sin sueños. Era un zancudo triste y con el ánimo roto. A veces en medio de sus vuelos vespertinos, se dejaba caer como un avión en pique y caía sobre algún odioso asfalto como una plasta de ilusiones quebradas por la gravedad y el tiempo pero él no moría y parecía tener más vidas que un gato sin curiosidad.

El zancudo lloraba a cántaros cuando se daba cuenta de su incapacidad a la hora de entender a otros. Por más que intentaba, él no podía ser un zancudo cualquiera, común y corriente, y eso provocaba que sus compañeros de hábitat le hicieran el feo, le odiaran por creerse mejor, por mezquino y por diferente. El zancudo quería ser el mejor zancudo de todos, el insecto perfecto, el chupador inquebrantable por excelencia. Pero en cambio de eso, era un paria odiado a diestra y siniestra. Un pedacito de nada en el colosal universo. El ruido arcaico de una noche cualquiera.

El mundo es autosuficiente y le da lo mismo que hoy se muera una ballena gigante o un zancudo diminuto pensó indolente mientras caminaba descalzo por la orilla de una playa virgen y desierta. El agua chispeaba sus alas y le proveía de un espíritu casi sacro. Se sentía bendecido por las deidades mágicas de una naturaleza que parecía entender su tormento. Pero nada más cruel y errado. En ese momento, el zancudo divisó una portentosa figura que yacía postrada en las arenas más húmedas. Se acercó con sigilo y expectación, se trataba de una enorme ballena blanca que apenas podía mantenerse con vida.

El zancudo entró en pánico al ver tan demoledor animal frente a sus ojos. Le pareció magnánimo ver suculentas dimensiones. ¿Qué pasa?, preguntó el zancudo. La ballena logró percatarse de la presencia del pequeño volador y logró atisbarle un par de palabras, estoy muriendo respondió. Parecía un romántico suicidio, una ballena con mal de amores y un corazón destrozado. Y es que el corazón de una ballena debe ser cosa seria. El zancudo quiso no inmiscuirse y salir volando pero la tenue voz, llena de grasa y melancolía de la ballena, le detuvo. Cántame una canción le dijo, así podré morir con un pedacito más de dicha. Pero el zancudo no se sabía ninguna canción, el zancudo sólo sabía zumbar y zumbaba bajito porque estaba triste. Y en eso, la ballena intentó girar su cuerpo, intentó acomodar mejor su aleta izquierda para ver si así lograba impulsarse de regreso al agua. Un intento fallido y dos y tres intentos fallidos, la ballena se dio por vencida y se dejó caer abrumada por el peso una vez más, no hubo nada más trágico que verle llorar de impotencia. Sus lágrimas eran hermosas y perfectas, una silueta mágica de agua y sal.

Sólo ahí el zancudo entendió. No era un romántico suicidio como él había pensado, la ballena en contraparte al denuedo propio, sí quería seguir viviendo. La ballena había llegado por error a la playa y deseaba con ánimo estropeado volver al océano. Y lloraba a cántaros de ojos hacia adentro por ver cerca e inevitable el ocaso de su humanidad. Entonces, un impulso púgil invadió al zancudo y se armó de coraje intacto y guarecido como en cofres de cristal desde hace miles de años. Y empujó con toda la fuerza que su escuálido cuerpo le pudo. Y empujó, y empujo y empujó. Pero el coloso mamífero no se movía. La fuerza del zancudo era insignificante frente al peso del gigante marino. Y por más que empujara y empujara, el cuerpo seguía allí, anclado en la arena como el más férreo de los dolores del alma. El zancudo se partió los brazos de tanto empujar y entonces vislumbró futuros mejores para la ballena y para sí mismo. Pensó en el ruido de sus alas a doce mil leguas de profundidad, pensó en el color de una luciérnaga marchita con ganas de electricidad, en el cielo rosado de esos días sensibleros y pensó que el sol, la estrella magna, también podía enamorarse. Todo era susceptible al romance y al amor. Total, poco o mucho, la ballena sonrió por última vez, pero era una sonrisa serena, tranquila, afable y diáfana cómo los pinos del paraíso envueltos en miel de abejas y allí cesó su incasable búsqueda del amor eterno. La ballena amó el esfuerzo de ese zancudo gladiador. Y se llevaría ese amor para siempre, a dónde le tocara irse ahí estaría ese ecléctico y poderoso sentimiento. En contraparte, el zancudo se quebró al instante, cerró los ojos con fuerza y soñó con todo el ánimo que le quedaba, que era un atún y que correspondía con más fuerza el amor de su ballena. Pero la naturaleza es sabia y comprende la hegemonía de lo justo. No hubo más nada que hacer, así que el zancudo reunió fuerzas y cantó una canción.

miércoles

La Haine

(Acerca del sano ejercicio de odiar)

Al fin he aprendido a leer mi errante bagaje de rata mal-habida. Admitámoslo, soy una mala persona y tengo tanto odio por dentro que tengo la sangre ajada. Me resulta incluso fácil odiar, puedo abominar cualquier cosa, desde un dolor de muela hasta el niño tierno de la esquina. Y me parece pensar que el odio es en demasía más saludable que el amor. Es menos dañino y menos abstracto. Un ejercicio sano para las ansias.

De mí se esperaban muchas cosas y creo haber desilusionado en todas con excelente convicción de mediocre. Tengo un talento nato para ser egoísta, cruel y mentiroso. Se me da perfecto joder a la gente y destruir sueños. Los míos inclusive. He fracasado en todo lo que intento y lastimosamente no dan premios por eso. No hay trofeos, no hay medallas ni un certificado diplomático. No es mi intención postularme como víctima suprema, ni es este mi legado derrotista, sencillamente quiero exponer la calaña de mi ser. Y aún cuando no he matado a nadie no se puede dudar de mis habilidades como asesino emocional. Un sicario de fina puntería y metralla brava. Habilidoso magno de la falacia y la injuria. El soldado imposible del agravio regio.

Me gusta odiar. Soy muy buen odioso y un mejor odiado. Me parece que el odio debería ser un deporte olímpico. Nuestro país tendría serias chances de un oro mundial. Y no es para menos, gana el que más odio tenga dentro. La ventaja de ser humanos es que debido a nuestra naturaleza, odiar resulta fácil, breve, inmediato. Todo a nuestro alrededor merece ser odiado. Yo odio que la gente deje pelos en el baño, que se afeiten con mi máquina, que dejen el tubo de la crema abierto, que aprieten el tubo por la mitad, que dejen el lavamanos sucio, que no bajen el agua, que hagan regueros de agua, que no pongan toallas en los baños, que pongan música ajena a mi gusto, que griten, que peleen, que escupan, que coman con la boca abierta, que no coman, que coman demasiado, que crean que sirven para algo, que sirvan para algo, que jueguen bien fútbol, que jueguen mal fútbol, que tengan pareja, que se besen en público, que no tengan pareja, que se masturben, que no se masturben, que cambien el canal, que pregunten idioteces, que no sepan pronunciar, que no sepan hablar, que se queden callados, que hablen, que se rían duro, que no se rían de mis chistes, que sean más altos que yo, que lean, que no lean, que sepan, que no sepan, que se rasquen la oreja, que se saquen la cera, que hablen de sus fracasos, que lloren, que no lloren, que duerman, que no duerman, que tengan plata, que no tengan plata, que tengan carro, casa, beca, estudios de unos y de otros, que viajen con sus estúpidas cámaras a todos los rincones del mundo, que posen para las fotos, que salgan de farra y bailen y que beban y se besen y que se consuman en actos sexuales, que no me inviten al acto sexual, que no llamen, que llamen, que reclamen, que pidan, que exijan, que charlen casualmente, que se coman mi comida, que se tomen mi bebida, que se metan a mi Facebook, que no se metan, que me hablen en Messenger, que no me hablen, que usen mi PC, que entren a mi blog, que me lean, que no me lean, que me entiendan, que no me entiendan, que me pidan dinero prestado, que no paguen, que me cierren las puertas, que me toquen cuando están sucios, que me ensucien, que me pidan prestados mis libros, que los dañen, que los lean, que me roben, que me pidan prestadas mis películas, que las vean, que las entiendan, que me hagan sacar mi risa incómoda, que me huelan, que me miren fijo, que me miren de arriba abajo, que usen mi ropa, que se acuesten en mi cama, en mi lado del sofá, que lleguen imprevistamente a visitarme, que me visiten, que no me visiten, que no me ofrezcan comida, que me ofrezcan golosinas en la calle, en el bus, que estén delante mío en una fila, en un concierto, que empujen en Rock al Parque, que fumen, que no fumen, que meten, que no meten, que digan que soy bueno, que soy malo, que soy alguien, que esperen algo de mí, sobre todo eso último, que esperen que sirvo para algo más en esta vida que no sea odiar y ser mediocre.

Pero soy optimista y creo, que es posible todavía caer más bajo. Aún me quedan corazones por romper y almas por fracturar, a fin de cuentas, soy el fulano agraciado que puede inocular en las bocas, desazón de tirano. Por excelencia siempre se me antoja un odio cualquiera. Y por más bravo que el odio fuera, me resulta siempre ineficaz, pues por más que cierro los ojos y frunzo el seño jamás logro hacerlo llegar. Lo que en efecto me llena de ira por ser tan débil en mi oficio. Y por más que trato y trato el niño de la esquina y el dolor de muela no sienten mi odio. Y permanecen allí, intactos en su génesis. Y de esa manera mi odio se vuelve inútil, y se queda estancado, se queda acá conmigo, atado acá en mi alma, acá en mi cuerpo. Se agarra a mi piel como un tatuaje de recluso y eso, obviamente, lo odio el doble.

COSMONAUTA

La revista sólo para ellos (nosotros).
Fútbol, mujeres, cine, juegos de video, tv y porno.

TEST

¿Eres un chico COSMO?

1. Te levantas y piensas:

a. Qué visaje, tengo parola
b. ¿Qué será el desayuno?
c. Qué chafa tengo que trabajar
d. No piensas, no te levantas, sigues durmiendo

2. En la ducha tu…

a. Juegas con el champú
b. Sigues pensando ¿qué será el desayuno?
c. Te quedas estatua bajo el agua hasta que se agote el calentador
d. No te bañas, a penuria te lavas la cara y los dientes

3. Durante un recorrido en bus o transmilenio, tu…

a. Te diviertes viendo cómo la gente se jode por el tráfico y por la pesadez del transporte
b. Checas las chicas del transporte, las ojeas y las perviertes mentalmente
c. Te incomodas hasta más no poder, peleas con el chofer y/o con algún viajante
d. Te importa un pito, pones tu i-pod a todo volumen

4. Anta la filosofía de “Báñese las manos” tu…

a. Depende, si es meada no las lavas, si es cagada sí las lavas
b. Te las lavas después, la higiene convencional así lo predispone
c. No te las lavas en ningún caso pues no representa ningún tipo de peligro para ti
d. Te las lavas antes, pues tu sacro falo requiere todo tipo de atención y asepsia

5. Durante una cena romántica tu…

a. Intentas conocer el ser humano que hay tras el coño
b. Disfrutas la cena, eres inmune al porvenir
c. Actúas igual, si ella aceptó venir es porque tiene algún tipo de interés
d. Finges ser un tipo intelectual, caballeroso y atento, después de todo, la cena romántica es la cuota inicial del sexo

6. Estás en medio de una farra demencial con la chica más sensual de la fiesta. Tu mejor amigo, el que te invitó a la fiesta y el que está gastando la cerveza, se enferma imprevistamente de la barriga, te pide que abandonen el lugar y le lleves a un hospital, tu…

a. Se lo encargas al amigo o conocido más cercano y continúas la fiesta
b. Definitivamente te haces cargo pero te vas puto
c. Te importa cinco, sigues en la fiesta. Para eso tienes más amigos
d. Le das una aspirina y le acuestas en algún rincón del lugar. Continúas la fiesta, después de todo, tu amigo sabrá entender

7. Mónica Belucci te llama al celular y te dice que sí, que harán el amor esa misma noche con la condición de que no se lo cuentes a nadie, tu…

a. Aceptas, pero le pides que el coito se repita
b. Lo que sea con tal de comerse a la delicia italiana
c. Te da igual, lo importante es comerse a la Belucci
d. Te niegas, de nada sirve comerse a Belucci y no poder hacerlo público

8. Se te olvidó el cumpleaños de esa chica importante, tu…

a. Te haces el marica, como si nada hubiese pasado
b. Pides excusas y te reivindicas con alguna idiotez sentimental
c. Tienes la excusa de ser pésimo con las fechas
d. Le reprochas que ella también olvidó tu cumpleaños

9. Saliste de fiesta y la pasaste bomba, al otro día no tienes ni la menor idea de lo sucedido y tienes un bagre a tu lado, tu…

a. Te echas un polvo matutino con los ojos cerrados
b. Te marchas en puntillas y borras el casete
c. Te haces el huevón y sigues durmiendo
d. Le echas la culpa al alcohol y juras no volver a beber

10. Tu novia desea comer burritos y tú hamburguesas al carbón. Ella insiste en burritos y hace pucheros, entonces tú decides complacerla y vas a burritos. En la fila de la caja te encuentras con esa chica que en la escuela era tu amor platónico, ella te invita a una fiesta unas horas más tarde; tu novia continúa irritable y en efecto le sientan mal los burritos y te pide que se vayan a casa, tu…

a. Inventas una excusa. Envías a tu novia a la casa y te vas a la fiesta
b. Te comes los burros que ella dejó y la llevas a casa
c. Armas pelea con tu novia y llamas a la chica de la fila
d. Te vas solo a comer hamburguesas al carbón

11. El cotejo Argentina-Brasil en el canal 35, película erótica en el 12, tu serie favorita en el 3, tu madre te llama a cenar, y tu novia te escribe en el MSN, tu…

a. Canaleas en pro de la diversión absoluta
b. Priorizas y ejecutas
c. Mandas todo a la mierda, no puedes con tanta presión
d. Definitivamente escoges la película del 12

12. La novia de tu mejor amigo coquetea contigo, tu…

a. La perviertes mentalmente esperando a que tu amigo termine con ella
b. Hablas con tu amigo y le comentas el visaje. Quedan en que ella escoja
c. Aprovechas el asunto, después de todo ninguna mujer tiene dueño
d. Le sigues el juego hasta hacerla caer con tu amigo

13. Ante la filosofía “El que no gurrea, no culea” tu…

a. Aplicas pero ebrio
b. Depende del gurre, pues hay algunos que son buena onda
c. Aplicas, pues lo importante es culear
d. No aplicas, pues tienes cierta reputación por conservar

14. Conoces a una chica, tú le gustas, ella te gusta, tu…

a. Te haces el difícil, pues ella tiene que mostrar más interés
b. La llamas, cuadras una especie de cita y te muestras un buen partido
c. Esperas que ella llame o aparezca, después de todo tú le gustas
d. Te ufanas de pinta y celebras con tus amigos

15. Ante un desamor, tu…

a. Ahogas las penas con farra y sexo ocasional
b. Lloras en el hombro de tu amigo más cercano
c. Te da igual, hay muchos peces en el mar, no eres el único ni el primero
d. Te haces el duro, pues los hombres machitos no lloran

16. Después del coito, tu…

a. Abrazas a la chica y procuras un coito próximo
b. Fumas un cigarro, pues es lo tradicional
c. Te acuestas a dormir o te propones alguna actividad diferente
d. Te pones a llenar test maricas

Suma tus respuestas y descubre si eres un chico COSMO

Predominancia de respuestas “a”: LLANERO SOLITARIO

Eres a tu modo sensitivo y pendenciero, un tipo divertido que busca sacar provecho de las situaciones. Lo tuyo es la soltería y la monogamia amistosa con ‘repitis’. Eres lo que toda chica llama “Llanero Solitario”

Predominancia de respuestas “b”: MAJARETA DELUXE

No eres precisamente lo que se dice un ñoño correcto, pero te asemejas bastante. Un tradicional y predecible hombrecillo de jengibre, tu problema radica en tu sensiblería machista típica. Eres en palabras de una suegra “Un buen muchacho”

Predominancia de respuestas “c”: IMPORTACULISTA ILUSTRADO

Aunque tengas una concepción plana de la vida, lo tuyo es vivir sin sobresaltos ni emociones insulsas. Tienes todo más que claro y eso en efecto te facilita vivir. Entre un pepino transgénico y tú no hay mayor diferencia. La palabra AMOR no existe en tu diccionario y la palabra DICCIONARIO no existe en tu universo.

Predominancia de respuestas “d”: EGOÍSTA INMACULADO

Lo tuyo se resume en una frase: “Hay gente tan egoísta, tan egoísta, que sólo piensan en ellos mismos y no piensan en mí”. Para ti sólo existen dos clases de seres humanos: tú y los demás. Tienes el complejo del espejo y por lo general el mejor coito de tu vida fue contigo mismo. Eres el sueño imposible de vivarachas quinceañeras.

viernes

YHWH

Al salmo respondemos…

(Acerca de Dios y la fe)

Mi ciudad de origen se llamó, hace algún tiempo, SantaFe de Bogotá. Extrañamente la gente perdió la fe y entonces cambiaron el nombre a un simple, efectista y escueto: Bogotá D.C. (Léase el D como Distrito y la C como Camilo, o sea, el Distrito de Camilo). El caso no provocó polémicas y se dio por sentado que la rimbombancia del primer título estaba, por lógica, mandada a recoger. En efecto, es una ciudad que carga, con desazón y orgullo, el lastre de un pasado y presente violentista y grisáceo. Opaca como pocas, es una ciudad que encarga el amparo del futuro a las deidades de un ente que se muestra, como es habitual en los dioses que pueblan la teología universal, místico, poderoso e invisible.

Futbolistas, abogados y lustrabotas se juran bendecidos por el amor de una deidad tan incomprensible como extraña. Y mientras diversas ramas científicas intentan probar su existencia, otros más osados aseguran que el ejercicio de creencia radica en una rara intuición corpórea que nace del contacto espiritual y que ratifica una presencia inentendible para pobres e incrédulos mortales. No en más, lo cierto es que el fenómeno se ha convertido en una peligrosa y polémica charla de cabecera en mesa, cama y hasta tabernas. Reza el lema: No hablemos ni de religión ni de política ya que nunca sabemos a quién podemos ofender. Pero, es también un mundo de agravios y se ha convertido incluso en tema de cortejo: jóvenes viriles endulzan oídos femeninos con truculentas maniobras dialécticas que encierran el concepto magno y temas afines: “Debo estar en el paraíso porque eres un ángel”; “Carajo, ¿Por qué Dios te hizo tan bella?”; y “Uy mamita, si camina como reza me le aguanto toda la misa”. Otros son más abstractos pero igual de elocuentes: “Por todos los cielos, eres tan hermosa que deberían embalsamarte” ó “Eres un fruto prohibido nena”. Y, a pena de caer en calumnias, es probable que alguien tan omnipresente no pierda el tiempo creando chicas hermosas y lo que es más, que las fabrique con tan graves defectos intelectuales.

Lo justo sería tener pruebas certeras del poder magnánimo de dichas entidades. Pero ese sería grosero: se antoja una falta de respeto para el patrón poner en duda su poder. Sin embargo, algunos agrestes sugieren correr el riesgo. En contraparte, el creyente resurge y apela a la fe: una extraña energía cósmica que invade el cuerpo de esperanza y un optimismo fortalecido por el barullo popular. Dicen por ahí: la unión hace la fuerza y se refuerza con panfletos y agua bendita. De ahí que la supremacía exista, viva y se multiplique en las masas.

Por eso para el politeísta, la deidad está en cualquier cosa. Desde Maradona hasta roqueros que, paradójicamente, cantan con influencias contrarias. Sin embargo, entre gustos no hay disgustos y cada bendecido apela y defiende su propia versión de la divinidad eterna. Algunos se encargan de darle forma, nombre e incluso voz. No en vano, ha sido desde un arbolito en llamas hasta un robusto y canoso hombre de recia mirada y barba tupida (Véase la creación de Miguel Ángel) pasando por la clásica nube traslúcida y el halo amarillento de luz solar. Empero del asunto, es cuestión del creyente darle la morfología que le plazca. Para algunas, Johnny Depp es digno de rezos, castigos y redenciones. Valga el símil.

De hecho, algunos, más radicales en sus cuestionamientos, han intentado propinarle una imagen femenil. Pero se han visto derrocados al toparse con teorías de implacable origen machista que apelan a decir que sea lo que sea, Dios es un ente de cromosoma sexual x-y. Y parece lógico si de ello derivamos el cúmulo de errores por metro cuadrado de creación. No en más, que el poder absoluto se le propine a una mujer también es tema de discusión. Ya se sabe que son seres altamente sensibles e impulsivos (1). Y de ello puede derivar el fin de los tiempos en el mejor o peor de los casos.

No obstante, la defensa aplica. Y oportuno es, reclamar el respeto adecuado. Se trata de un concepto teológico, filosófico y antropológico. Anteriormente se le trataba con una ortodoxia pulcra e inapelable. No había lugar a dudas o percepciones, y ese jubileo se ha ido transformando con el paso del tiempo y con el correr de las nuevas tendencias culturales. Hoy por el hoy, el Dios de postura rectilínea e integridad hierática ha sido convertido en un Dios lozano y camarada contento pese a su oficio. Incluso los cánticos, inicialmente adornados de un misticismo sacramental, se han convertido en rolas que se mueven a caballo entre el rockabilly y el psychedelic pop.

Pero se sucumbe ante el miedo. El miedo a una figura implacable capaz de proporcionar amor y castigo en dosis alarmantes. Se promueve la ley del sistema. Se vive en un mundo de leyes en dónde ni la fe está exenta. El miedo, extrañamente, no nace de la falta de amor sino del descuidado quebranto de las leyes. Y aparecen el castigo y la culpa. Y se pregona la máxima: Él Señor te castiga porque te ama y sus castigos son crueles y despiadados porque así se asegura de que no que vuelvas a errar. Porque además es un Dios de amor y perdón. Y entonces aparecen la misericordia y la redención. Ya que el mínimo gen de rebeldía es castigado con el más oscuro y desdichado de los confines: el infierno. Y, en contraparte, se nos ofrece el paraíso como garantía de la felicidad eterna. Se promueve la salvación. Pero, y acá viene el pero, qué se hace en esa “vida” eterna del paraíso. Al menos se sabe que en el infierno vamos a sufrir pero ser felices es un estado demasiado catatónico. Carece incluso de imaginación. Por lo que se hace necesario solicitar más garantías del mundo prometido. ¿Qué hacen, qué venden y cuánto sale? Por que de eso tan bueno no dan tanto. Y ahí cerramos el círculo, porque en espera de respuestas se fundamenta la fe. Las horas pasan, los días pasan, los meses y los años pasan y seguimos esperando a que un ser de inimaginable poder se manifieste ante nosotros con inimaginables formas de hacerlo para demostrarnos a todos lo mucho o lo poco que estamos equivocados en la concepción de sus haberes y entonces juraremos haber sido y no haber sido para quedar a paz y salvo en su gloria, esperando que él nos salve y nos eleve, no sabemos de qué ni a dónde pero que haga algo con nosotros. Algo que nosotros mismos somos incapaces de hacer y que se nos escapa del entendimiento y de las manos.

Si existe o no existe es un problema personal. Como cagar o comer. De ahí en más no incumbe a la chusma. Y replico, si la fe mueve montañas entonces que mueva Monserrate un poquito para el sur porque me está tapando el sol y hace frío.

(1) Cita requerida. Estudio del instituto emocional de heridas amorosas Lázar Auf der-Maur realizado en 2009 que comprueba este dato.

sábado

Esa chica joven

(Acerca de la nostalgia sexual)

“En cierta ocasión, cuando era más joven y bella…”

El maestro dramaturgo ruso Antón Chéjov inicia así uno de sus famosos cuentos: “La Corista”. Yo agrego: “En cierta ocasión, cuando era más joven y bello…” Y le pido encarecidamente al estimado lector que valga el símil ya que estoy por contarle el por qué de mi imposibilidad de amar a cualquier mujer: Valeria, la juguetona rubia del 6-c, me arañó la cara cuando intenté explicarle; Ana, en cambio, reaccionó pacíficamente pero me dejó claro a dónde podía largarme y créame señor lector que no es mi intención ser grosero en este relato. Por otra parte la pequeña Sofía, que parecía una tierna y empantanada gata salida de una novela de Capote, mostró el filo de sus garras y me lanzó seis platos y dos pocillos que hábilmente logré esquivar porque en efecto se me dan bien las artes marciales ya que fui criado por la filmografía de Jean-Claude Van Damme y la trilogía de los Kung Fu Kids. De nuevo, por favor, valga el símil.
No me apetece hablar de mis ocasos sentimentales ni de mis virtudes sexuales (Que por cierto son material propio para una trilogía de novelas), mi interés acá es netamente fraternal y solidario, quiero compartir con ustedes mis más profundos dilemas emocionales y lograr así desatar este nudo de impotencia (Metafóricamente hablando, por supuesto) que me aqueja en esta vigilia crepuscular.

Resurjo entonces: En cierta ocasión, cuando era más joven y bello, me topé con la delirante sorpresa de encontrar una cinta de cine rojo. A mi truculenta mente de pervertido de siete años se le pasó por la cabeza que se trataba de cine soviético. Los nombres de Dziga Vertov, Vsévolod Pudovkin, Lev Kulechov y el mismo Sergei Eisenstein iluminaron mi mente con la brusquedad propia del gen ruso. Y no era para menos. La cubierta de la película estaba llena de un fulguroso rojo sangre que palpitaba amparado por una tradición bélica insufrible. Y hacía frío. Había un incierto aire similar al invierno pero estábamos en un barrio marginal de la Bogotá de los noventas. Afuera llovían bombas y granizo. Pero en mi refugio se respiraba el desértico y gélido aire de las vacaciones decembrinas. Era una Beta de esas que ya no se ven y estaba escondida en las mangas de una vieja chaqueta de cuero propia de la década anterior y que estaba en desuso.
La sorpresa fue inmediata. Toda la teoría del formalismo ruso confluía en una impactante y excitante cinta porno del 84’. El glorioso ‘Kino-Pravda’ o el ‘Montaje de Atracciones’ estaban al servicio del análisis. Y era eso. Ginger Lynn, Tracy Lords y Harry Reems, juntos en esta obra maestra del cine rojo del siglo XX.

Las cosas cambian con el tiempo. Y lo hacen a un ritmo vertiginoso. Lo mismo pasa con los coños. Hoy por hoy la disonante ‘Shaved Pussy’ atesta la pornografía mundial y se cuela entre lo más apetecido por la mancebía actual. Aunque no siempre fue así. Para mi gusto, la vagina más hermosa del planeta la tiene la célebre protagonista del filme: la rubia oriunda de Rockford, Illinois: Ginger Lynn. Y no es para menos, Ginger tiene todo lo necesario: una belleza clásica, melena a punto, unos atrapantes ojos azul almendra y una mirada desestabilizadora. Un cuerpo de curvaturas milimétricas, tetas a medida y pezones tipo mapamundi. Además sabe gemir. El ruido es armonioso y resulta incluso placentero escucharla gritar lo que le gusta, cuánto le gusta y por donde le gusta.

Nacida en el 62’, entró en el negocio del cine para adultos en la década de los 80’s. Dejó su ciudad natal tras la muerte de su abuelo y se instaló probando suerte en California. A su bajada del bus en la ciudad de los excesos, se halló de repente sola, perdida y desorientada. Pero dos horas más tarde estaba en un motel, inhalando cocaína y cogiéndose a tres motociclistas. Comenzó su carrera haciendo desnudos en la famosa revista ‘Penthouse’ dónde pronto vislumbraría el futuro en las cintas porno. Su primer película ‘Surrender in Paradise’ data de 1984. Ginger cumplía sus primeros veintiún años de preocupada existencia y los había celebrado en las, paradójicamente, paradisíacas playas de Hawaii.

Ese mismo año fue la estrella de otros seis filmes entre los que se encuentra ‘Those Young Girls’ que se tradujo al castellano como: ‘Esas Chicas Jóvenes’. Filme, para mi gusto, de culto. Ginger comparte escenario con otra reina del cine rojo: Tracy Lords, que para entonces suscitó lo que sería una de los más grandes escándalos del celuloide erótico por haber actuado en varios filmes siendo ella menor de edad. Empero del asunto, la cinta es magistral: dos jóvenes y hermosas chicas se entregan a la búsqueda sexual de su identidad y se entregan la una a la otra. Luego de ser separadas por la moral de un estricto padre, las chicas continúan con sus vidas hasta re-encontrarse tres años después en la capital. Para ese entonces Tracy es una reconocida actriz porno y la pequeña Ginger recién llega a la ciudad en busca de nuevos horizontes (Un poco como en la vida real). Después del encuentro, Tracy promete a Ginger meterla en el negocio y le pone cita con un afamado productor que ve en Ginger un notable potencial. Tracy vive con su co-estrella de set: Harry Reems que de inmediato queda flechado por Ginger (¿Pero quien no?). Acto seguido, la hermosa rubia inicia su carrera con tan creciente y vertiginoso éxito que despierta pronto los celos de su amiga Tracy. Incluso Harry y el productor terminan prefiriendo el cariño y el coño de ‘Gi’. Sin embargo, ella sólo quiere la admiración y el amor de alguien: de Tracy. Finalmente, Ginger decide abandonar su nuevo mundo con la única idea de poder estar en paz con la persona que ama y se entrega definitivamente a ésta. Tracy comprende el valor de los esfuerzos de Ginger y se entregan mutuamente en una de las escenas más estimulantes de la historia del universo. La película termina con una treta que el par de amigas le juegan al bueno de Harry pero eso es relleno y ahí siempre ponía ‘pause’. (Lo siento Harry).

En la vida real, Ginger se hizo también de una creciente y abultada fama que la convirtió en una de las más grandes estrellas del cine para adultos de todos los tiempos. Siendo pionera en la penetración anal y la doble penetración, así como también en el ‘Talk Dirty’. Incluso la copiosa de Madonna tomó de Ginger el look que ésta pregonaba con peculiar estilo, en su tema: ‘Like a Virgin’. Y, sólo dos años más tarde (En 1986) Ginger Lynn abandonaría su carrera fílmica afincándose en la industria ya no como actriz sino como productora tras crear su propia línea de videos: ‘Vivid Entertainment’. Años después tendría un par de líos por evasión de impuestos y pasaría una temporada en la cárcel así como también en centros de rehabilitación por su consumo de drogas. Pese a ello, la implacable mujer de tiernos y fieros ojos azules saldría avante de sus problemas personales y de los problemas fuera de alcance. Y, tras superar un cáncer cervical, Ginger regresaría al cine con un par de filmes para adultos y algunas producciones de corte B.

Pero, regresando al tema central, aquella mágica cinta que vivió escondida en las chaquetas de mi padre, fue por largo tiempo mi película favorita. Incluso mis amadas ‘Bleu’ y ‘Rouge’ sucumbieron varias temporadas en la mediocridad del segundo y tercer puesto en mi top tres de amores fílmicos. Y no hubo quejas. Aquél coño de oro invadió todas mis tardes de soledad adolescente y sin darme cuenta y con creciente apego esa fulminante rubia se convirtió en mi idea de la perfección. Ella era mi amor imposible, mi ejercicio para las ansias. Las chicas de carne y hueso eran demasiado reales para mí. Sus chochos tenían olor y sabor y sudaban. Y pedían palabras y pedían taxis después de las sacudidas. Y me pedían amor o más polvos ó más polvos con amor. En cambio Ginger permanecía intacta y hermosa después de cada eyaculada. No pedía nada. Sólo se limitaba a ser ella tras la pantalla. Y estaba allí, esperando siempre a por mí, a cualquier hora, dispuesta a ser mi antro de desahogos. Mi amor perfecto, mi chica eterna.

Un tiempo después, con el ajetreo de alguna mudanza, la cinta se perdió entre cajas y chécheres. Encima la tecnología cambió groseramente y tuvimos que vender el Betamax. Ginger su fue pero en su lugar quedó la nostalgia y el recuerdo. Aquella chica joven había hecho algo con aquel chico joven. Y no era para menos. En mis sueños eróticos sueño que soy Ginger y me escondo en las gavetas de algún padre generoso. ¿Comprenden mi punto?