jueves

La Cáscara

Eso somos. Un equilibrio roto. Un cáncer de alma. Una línea oblicua. Una teja que deja pasar agua, tiempo y rayos de abrupto sol. Eso fuiste. Una carretera de accidente. Una luna menguante. Un iceberg hunde-cosas. Un turrón de azúcar. Eso eres. Una persiana entreabierta. Una puerta a medio cerrar. Un atardecer de oriente. Un arcoíris de cuero. Una fruta que se niega a ser abierta. Un vegetal en tetra pack. Un girasol enlatado. Hurra. Esto soy. La represión. La mórbida y fatua represión. Y, duele. Reconozco ese ardor. Tengo un doctorado en ardores y represiones. Un máster en olvidos y heridas emocionales con énfasis en llanto ocasional. Sé de estas cosas. Existe un manual. Una guía actualizada. Jamás seré. No quiero ir tan lejos. Acá está bien y nadie lo sabe. Pocos lo entenderían. Sólo tú. Ajá. Sí. Sólo tú. Gracias por eso. Ahora huye lejos, lejos para no volver. Acá sólo hay lugar para uno como yo. Conmigo basta. Lo lamento. Mejor suerte en tu próxima reencarnación. Saludos de mi parte. Abrazos por allá. Escríbeme canciones de incoloro ritmo y consíguete un coño violeta. Idiota de mierda. Inquilinos nimios y foráneos. ¿Tú? Menuda payasada. Algunos confunden vagancia con la necesidad extrema de hacer “algo”. No te necesito. ¿Plural? Responde tus llamaditas hijo de mil putas. Y, luego eructa incoherencias cerebrales. ¿En la cena? Come tu comidita saludable. Metete el dedito en la llaguita. Sangrecita burguesita. Globulitos proletarios. Melenitas comunistas. Chiritos capitalistas. Y, dátelas de superhombre. Lee mucho y quítate las caries. Madrugar al mediodía. Y, sentir frío. Más nada sentir, bufanda de arrecheras. No le tengo miedo al sueño. Elefantes de Saturno. Gritos de almohada. Susurros de sábana mugrienta. Colchones de espuma y densas hendiduras. Dislocación de la médula espinal y rugen costillas de cristal. Madurez de aluminio desechable. Hierbita sabatina. Risita maliciosa y huevona. Descuadre espacial. Comilona de texturas. Pobre mariquita. Barba infértil. Baldíos terrenos de mejilla y cumbamba. Vendo y permuto. Comparemos. Parcas mentes juveniles. Y, dizque criticando. Zapatero a tus zapatos. Pecueca flácida y festiva. Leche de botella. Huevitos alemanes. Salchichones dizque daneses y chucha bien criolla. El que le gane a despertarse. A ser más tosco. Más imbécil. Más huraño. Perdí ó gané, la verdad es que ya no recuerdo. Pero eso somos. Los perdedores o ganadores de algo que se nos escapa. Que va más allá. Que nos consume y tiene garras. Nada fui. Nada seré. Mañana en la mañana habrá un nuevo carpintero. Un nuevo funeral. Un nuevo Dios y quizás un día menos cabrón. Por eso vuelvo y le digo señora, que sí, que reconozco ese ardor, que puedo manejarlo. Ahora, suelte esa pistola, bájese la falda y dígame en qué puedo ayudarla.

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